La historia de la Reina de Saba es uno de esos casos en los que la verdad viene nublada por las leyendas. Pese a ser cantada por muchos de los grandes escritos antiguos, la identidad real de esta mujer sigue siendo desconocida.
La historieta
Libros sagrados, como la Biblia judía, el Corán islámico y el Kebra Nagast etíope hablan de una reina que gobernaba en el sureño reino de Saba (o Sheba en hebreo) con gran habilidad, pues era querida y temida por su pueblo. Cuentan que vivía "en abundancia, y con un trono magnífico" (Corán, 27). Personalmente se dice que era una mujer hermosa y muy morena, y fuerte de espíritu. Aun sin darle nunca ningún nombre (la tradición etíope la llama Makeda, y Bilqis la árabe), los textos judíos narran cómo esta reina conoció de la grandeza del rey Salomón y su reino, y decidió visitarle en persona, llevando con ella grandes cantidades de especias, piedras preciosas y oro como regalo. Podría haber sido invitada por el mismo Salomón.
Las diferentes versiones coinciden en que durante su estancia de 6 meses en Israel, Salomón hizo gala de sus artes de seducción hacia ella, por las que era tan conocido (este distinguido caballero tuvo más de 700 mujeres y concubinas). Según la Biblia judía, ella acabó tan impresionada por su cultura que acabó convirtiéndose al judaísmo e instauró esa religión en su reino de origen a su vuelta. La tradición etiope afirma, a su vez, que de la unión de ambios nació un hijo, Menelik, que a la muerte de su madre fue el primero de una extraordinariamente larga dinastía de reyes que dominaron Etiopía, llegando hasta el popular emperador Haile Selassie y su descendencia.
Sin embargo, las escasas evidencias arqueológicas hacen muy difícil conocer la verdadera historia de esta reina. Cómo es que un personaje, que ocupa una parte tan importante de leyendas y textos sagrados, deja tan pocas pruebas de su existencia?
La Historia
Vamos a ver. Lo que sí que parece cierto es que en el siglo X aC, mientras Israel alcanzaba el maximo de su poder político y cultural bajo el rey Salomón, existía un reino a las puertas del Mar Rojo que ocupaba buena parte del territorio del actual Yemen, y probablemente regiones costeras del cuerno de África. Textos ajenos a los ya citados afirman que la ciudad de Tiro "traficaba con los mercaderes de Saba y de Rama: aromas de primera calidad y toda clase de piedras preciosas y oro daban por sus mercancías" (Ezequiel, 27), coincidiendo en lo que cuenta la Biblia. También escritos asirios y persas afirman de su existencia. Pese a ser de una cultura mucho menos refinada e influyente que la israelí, su situación privilegiada le dio una importancia bastante grande en su tiempo.
Recientes excavaciones arqueológicas han descubierto una plaza urbanizada en Marib, actual Yemen, en lo que se piensa fue el corazón del antiguo reino de Sabah. No han sido tan reveladores los hallazgos en Etiopía, aunque la presencia de lenguas semíticas concentradas en las
regiones costeras de Etiopía, Egipto y Somalia hacen pensar que al menos estas zonas debieron de pertenecer a esta cultura también.
Sobre la existencia de esta reina, la ausencia de un nombre que darle es algo horroroso (históricamente hablando). Pero es que de hecho, no se sabe si existió realmente. Los textos sagrados, tan propensos a las alegorías y mitificaciones, podrían muy bien haber hablado de la reina en otro sentido.
En las excavaciones de Marib existe un templo que era conocido como Templo de Bilqis (que es el nombre dado a la reina en la tradición islámica). Por tanto, tal vez la reina, al ser una civilización principalmente matriarcal, llegó a convertirse en una divinidad. Podría ser, incluso, que los textos antiguos no hablen de la reina de Sheba sino de la diosa en sí, como algo simbólico. Sin embargo, la religión pagana de este reino era totalmente politeísta, de forma que podríamos estar reduciendo a la reina de Sabah a una mera divinidad local (que provendría de la supuesta capital Marib).
El hecho de la visita a Salomón no es generalmente aceptado como el viaje legendario que se cuenta, también podría admitir varios significados. El más aceptado entre los historiadores es el de la firma de un gran tratado comercial entre los reinos de Israel y Sabah. Las mercancías llevadas por los sabanos a Israel parecen probarlo. Sin embargo, también es posible que el rey Salomén, a la vista de este reino, conocido por su gran lucro comercial pero inferior militarmente, hubiera forzado un tratado de sumisión por el cual Sabah se habría convertido en un reino vasallo de Israel. Esto podría dar una explicación al por qué una corriente del judaísmo se extendió por Arabia meridional y Etiopía.
El cambio de la realidad en leyenda podría muy bien haberse producido de forma natural. El rey Salomón gustaba de rodearse de poetas y juglares que cantaran las proezas de su rey. Estos cantos podrían muy bien haberse convertido en tradición, que 400 años despues se habría plasmado en los textos judíos, de ahí al Corán, y de allí, a la leyenda. Et voilà, un mito menos :)