En el siglo XIX, Japón estaba lejos de ser la potencia política y económica que conocemos hoy. El sistema Tokugawa, feudal en casi todos los aspectos, estaba basado en una estricta jerarquía de clases establecida por Toyotomi Hideyoshi. En la cumbre estaba la casta guerrera de los samurai, seguida por campesinos, artesanos y comerciantes.
Los samurai, tradicionalmente, una clase guerrera al servicio de un señor, habían aumentado su influencia política y social durante la era Tokugawa, convirtiéndose en terratenientes, cortesanos, burócratas y administradores, más que guerreros. Sin embargo su condición aristocrática mantuvo el mismo significado guerrero influenciado por las enseñanzas de Confucio y Mencio. Eran una clase educada, con un complejo código de obligaciones hacia su señor (normalmente un daimio), y un código de caballería formal (llamado "Bushido"). Tenían derecho a llevar armas (de hecho eran los únicos que gozaban de ese privilegio) y a matar a cualquiera que no les mostrara el debido respeto, aunque no se sabe hasta qué punto este derecho era utilizado.
Como consecuencia de la rígida estructura que componía el sistema social, Japón era un país atrasado en relación con el aplastante poder de los imperios europeos y americano de la época. Igual que otras naciones asiáticas subyugadas, los japoneses tuvieron que firmar tratados desiguales con las potencias occidentales, que les concedía ventajas económicas y legales unilaterales en Japón. La gran inflexibilidad del sistema de castas, que carecía de toda forma de dinamismo económico y destendía el efecto de la inflación, produjo enormes crisis económicas y un empobrecimiento general.
La restauración Meiji
En 1867, una alianca de varios de los daimios más poderosos (Satsuma y Kido) con el Emperador titular consiguieron derrocar al shogunato Tokugawa tras la Guerra Boshin, culminando en la restauración Meiji. El poder del Emperador aumentó progresivamente, y tras una serie de enfrentamientos con sus antiguos aliados, obtuvo el control de todas las tierras del país. El resultado de este profundo cambio fue el establecimiento de un poder centralizado apoyado por una oligarquía completamente nueva que llevó a cabo una serie de reformas en el país.
El Emperador estaba convencido de que Japón debía convertirse en una potencia mundial siguiendo el modelo de los imperios occidentales. De esta manera, la división social de castas fue abolida y se garantizó la libertad de movilidad social y laboral. La educación se hizo obligatoria, y el sistema educativo fue reformado basándose en el francés y el alemán. Se instauró la libertad de culto, se redactó una constitución y se fundaron varias formas de participación democrática de los ciudadanos. Se llevaron a cabo con éxito reformas agrarias y un desarrollo industrial masivo, el concepto de la economía de mercado y la adopción de las formas británica y norteamericana de capitalismo de empresa fueron bienvenidas en un país que pronto mostró su abundancia de agresivos emprendedores. Como consecuencia, Japón se convirtió en la primera nación industrializada de Asia y una de las nuevas grandes potencias mundiales.
Que les pasó a los samurai?
Todo esto significó, lógicamente, el fin de los samurai. Como éstos recibían pagos estipulados del gobierno, su mantenimiento se volvió una tremenda limitación financiera para una nación en desarrollo (había 1.9 millones de samurai en la época), así que el gobierno Meiji comenzó un proceso para eliminar progresivamente a esta clase social. La mayoría de sus salarios fueron disminuidos o cancelados, y los que se mantuvieron tuvieron que convertirlos en bonos del gobierno (de los cuales, por supuesto, no se garantizaba su validez si un gobierno fallaba). Se estableció una nobleza al estilo occidental entre los restantes samurai y cortesanos: príncipes, marqueses, condes, vizcondes y barones fueron los nuevos títulos concedidos.
La reforma del ejército fue el auténtico fin de los privilegios samurai. En 1873, el servicio militar nacional fue establecido, y se extendió el derecho a llevar armas a todo hombre de la nación. De esta manera, los samurai perdieron su derecho a ser la única fuerza armada en favor de un ejército moderno al estilo occidental. Además, su derecho honorífico de poder llevar una katana en público fue finalmente abolido a la vez que el de eliminar a un ciudadano ofensor cualquiera sin previo juicio.
Aunque muchos samurai se volvieron guerreros errantes y se produjeron algunas rebeliones (como la gran rebelión de Satsuma, liderada por el samurai Saigo Tajamori), la mayoría de los samurai adoptaron fácilmente su nueva condición. Muchos encontraron empleo en la policía o en la burocracia estatal, lo cual se asimilaba a una clase elitista asumiendo sus propios derechos. Los samurai, estando mejor educados que la mayoría de la población, fueron los nuevos profesores, gobernadores y oficiales del ejército. Sin embargo, el ideal del espíritu guerrero samurai sobrevivió en una forma romántica y utilizado como propaganda nacionalista durante el siglo XX.
domingo, enero 28, 2007
miércoles, enero 17, 2007
El Ejército de la libertad
Durante la Guerra del Pacífico, el llamado "Ejército de la libertad" de los Estados Unidos reflejó enormes prejuicios raciales en sus filas, consecuencia directa del segregacionismo de la sociedad americana. A los soldados negros se les negaban servicios básicos, se les daba insuficiente o nula munición en el campo de batalla, e incluso hubo asesinatos por parte de militares blancos.
En 1941, las tropas del general McArthur establecieron su base en Queensland (Australia), donde llegaron más de 50000 soldados. Y también en Australia, mientras a los soldados blancos se les acogió con los brazos abiertos, el gobierno laborista de John Curtin negó la entrada al país a los (aprox.) 12000 soldados negros, cumpliendo estrictamente una antigua ley australiana por la conservación blanca del continente (The White Australia Policy). Miles de soldados tuvieron que permanecer durante semanas en sus barcos hasta que las presiones del gobierno americano hicieron ceder a Curtin. Pese a todo, los soldados negros fueron confinados en el barrio degradado al Sur de Brisbane, al otro lado del río. Tenían prohibido pasar al barrio Norte y entrar en salas de baile como el Trocadero Dance, bajo penas muy duras.
Sin embargo, la población australiana nunca rechazó a estos exóticos soldados, sino al contrario. Tuvieron de hecho un éxito especial entre las chicas australianas, que al final despertó la envidia de los soldados blancos americanos (jamás con los soldados australianos, sus inseparables compañeros de juerga). La policía militar americana, formada por blancos, hacía uso de su poder presionando duramente a los soldados negros, acusándoles de crímenes falsos, aplicándoles castigos especialmente severos y asesinando a varias personas.
En Marzo de 1942, unos enfrentamientos entre estos dos grupos hizo que los negros fueran desplazados fuera de la ciudad, y recluidos en condiciones infrahumanas en los bosques cerca de Townsville. En Noviembre del mismo año, volvió a haber graves luchas en Brisbane entre los soldados blancos americanos que quedaron y sus homólogos australianos, lo que muestra cuál era la fuente del problema. Sin embargo, los soldados negros no fueron mejor tratados, y ningún informe de guerra americano mencionó los gravísimos hechos que habían ocurrido.
En 1941, las tropas del general McArthur establecieron su base en Queensland (Australia), donde llegaron más de 50000 soldados. Y también en Australia, mientras a los soldados blancos se les acogió con los brazos abiertos, el gobierno laborista de John Curtin negó la entrada al país a los (aprox.) 12000 soldados negros, cumpliendo estrictamente una antigua ley australiana por la conservación blanca del continente (The White Australia Policy). Miles de soldados tuvieron que permanecer durante semanas en sus barcos hasta que las presiones del gobierno americano hicieron ceder a Curtin. Pese a todo, los soldados negros fueron confinados en el barrio degradado al Sur de Brisbane, al otro lado del río. Tenían prohibido pasar al barrio Norte y entrar en salas de baile como el Trocadero Dance, bajo penas muy duras.
Sin embargo, la población australiana nunca rechazó a estos exóticos soldados, sino al contrario. Tuvieron de hecho un éxito especial entre las chicas australianas, que al final despertó la envidia de los soldados blancos americanos (jamás con los soldados australianos, sus inseparables compañeros de juerga). La policía militar americana, formada por blancos, hacía uso de su poder presionando duramente a los soldados negros, acusándoles de crímenes falsos, aplicándoles castigos especialmente severos y asesinando a varias personas.
En Marzo de 1942, unos enfrentamientos entre estos dos grupos hizo que los negros fueran desplazados fuera de la ciudad, y recluidos en condiciones infrahumanas en los bosques cerca de Townsville. En Noviembre del mismo año, volvió a haber graves luchas en Brisbane entre los soldados blancos americanos que quedaron y sus homólogos australianos, lo que muestra cuál era la fuente del problema. Sin embargo, los soldados negros no fueron mejor tratados, y ningún informe de guerra americano mencionó los gravísimos hechos que habían ocurrido.
viernes, enero 12, 2007
Cúpulas
La cúpula es un tipo particular de bóveda, de forma semiesférica, sin ángulos ni esquinas, que permite enormes espacios en edificios, además de la posibilidad de una poderosa iluminacón. A pesar de su delgadez, las cúpulas son la forma arquitectónica más fuerte, gracias a las fuerzas compresivas y de fricción que crea.
Antes de las cúpulas, los edificios eran muy poco eficientes en espacio, ya que eran necesarias grandes columnas capaces de sostener el techo. Aunque los primeros ejemplos de estructuras esféricas de madera aparecen ya en el 6000 aC en Chipre, no son lo bastante grandes como para considerarse cúpulas. Las primeras grandes cúpulas de piedra se dan en tumbas como el tholos del Tesoro de Atreo (Micenas, siglo XIII aC) y la Stupa de Sanchi (India, siglo III aC). Estas estructuras son poco elevadas al descansar directamente sobre el suelo, siendo la cúpula subterránea.
Del Panteón a Santa Sofía
Fue la civilización romana la primera en construir edificios con cúpula semiesférica. Se conocen ejemplos desde tiempos de Nerón, llegando a su punto culminante con el Panteón de Adriano, construido en 125 dC, y aún en pie. Debido a su enorme peso, los ingenieros tuvieron que tallar huecos en la cúpula, además de ser soportada por muros muy anchos.
Paralelamente, en Persia aparecieron las primeras cúpulas para las que se utilizaron desde el principio pechinas. Este nuevo elemento aportaba una sustentación fuerte a las cúpulas, permitiéndoles ganar en altura y aligerando poco a poco los muros. Los primeros ejemplos se encuentran en los palacios sasánidas de Firuzabad y Fars, erigidos alrededor del 240 y 430 respectivamente. La técnica se extendió a otras zonas de Asia Central, destacando los mausoleos de Bojara (943) y Tim (978), pero no evolucionó de manera sustancial.
A Bizancio llegó la idea de la pechina, que fue muy utilizada y perfeccionada. El máximo logro de esta técnica fue Santa Sofía de Constantinopla (537), una auténtica maravilla arquitectónica de la época, que fue la cúpula más grande del mundo durante casi mil años. La iluminación que proporciona es especialmente buena, gracias a que fue posible descargar de peso las paredes del edificio e insertar ventanas grandes. Fueron también ingenieros bizantinos los que diseñaron la Mezquita de la Roca (691) en Jerusalén y la Gran Mezquita de Damasco (715). Pronto el estilo islámico hizo suya la llamada cúpula de cebolla, que pasó después a Rusia en el siglo XIII.
Mientras, en Europa Occidental, la cúpula desapareció de la arquitectura después de la caída del Imperio Romano. Hubo varios buenos intentos, como el de crear medias cúpulas (ábsides), bóvedas de crucería o cúpulas cónicas como la del baptisterio de Pisa, completado en 1363 (aunque la actual es más reciente), pero la técnica de la cúpula semiesférica había desaparecido.
La reinvención de la cúpula
Entonces, Brunelleschi llegó y la reinventó a lo grande. Construyó la gran cúpula de Santa María del Fiore en Florencia (terminada en 1418), ganando un concurso para el que presentó su proyecto incompleto para evitar ser copiado. Inspirándose en la cúpula circular del Panteón de Roma, diseñó la suya con doble muro y forma octogonal. La cúpula reposaba sobre un tambor, en lugar de en el mismo techo, evitándose los andamios desde el suelo. De esta manera construyó la cúpula más alta de su tiempo, y un auténtico modelo arquitectónico, que fue copiado en San Pedro de Roma por Giacomo della Porta (no Miguel Ángel), en 1593. Las posteriores cúpulas de San Pablo de Londres (1708) y del Capitolio de Washington (1850) utilizan la misma técnica.
Otra vez paralelamente, en Persia, se construyó la cúpula del Mausoleo de Oljeitu (Soltaniyeh, 1312). Esta fue, de hecho, la primera cúpula de doble muro, y adicionalmente reforzada con arcos entre los dos muros, lo cual supuso una revolución arquitectónica en el mundo musulmán comparable a la de Brunelleschi. Supuso el comienzo de una verdadera escuela que construyó cúpulas tan grandes como la del Mausoleo de Khoja Ahmed Yasavi (Kazajstán, 1405) y el Taj Mahal (India, 1653).
Uno de los elementos más característicos del Barroco fue el uso de la cúpula ovalada, inventada por Giacomo da Vignola (capilla de San Andrés, Roma, 1553), y desarrollada sobre todo en las iglesias de Bernini y Borromini. Este tipo de cúpula dio un especial dinamismo a las iglesias barrocas. La más grande fue construida por Francesco Gallo en la Basílica de Vicoforte (Italia, 1733).
En tiempos modernos, uno de los mayores avances ha sido la invención de la cúpula geodésica por R. Buckminster Fuller en los años 50. Esta técnica, basada en la unión de elementos triangulares que reparte la distribución de la fuerza en la misma estructura, permite la construcción de cúpulas estables de dimensiones enormes. Actualmente, la cúpula semiesférica más grande del mundo es el Globe Arena de Estocolmo, terminado en 1989.
Antes de las cúpulas, los edificios eran muy poco eficientes en espacio, ya que eran necesarias grandes columnas capaces de sostener el techo. Aunque los primeros ejemplos de estructuras esféricas de madera aparecen ya en el 6000 aC en Chipre, no son lo bastante grandes como para considerarse cúpulas. Las primeras grandes cúpulas de piedra se dan en tumbas como el tholos del Tesoro de Atreo (Micenas, siglo XIII aC) y la Stupa de Sanchi (India, siglo III aC). Estas estructuras son poco elevadas al descansar directamente sobre el suelo, siendo la cúpula subterránea.
Del Panteón a Santa Sofía
Fue la civilización romana la primera en construir edificios con cúpula semiesférica. Se conocen ejemplos desde tiempos de Nerón, llegando a su punto culminante con el Panteón de Adriano, construido en 125 dC, y aún en pie. Debido a su enorme peso, los ingenieros tuvieron que tallar huecos en la cúpula, además de ser soportada por muros muy anchos.
Paralelamente, en Persia aparecieron las primeras cúpulas para las que se utilizaron desde el principio pechinas. Este nuevo elemento aportaba una sustentación fuerte a las cúpulas, permitiéndoles ganar en altura y aligerando poco a poco los muros. Los primeros ejemplos se encuentran en los palacios sasánidas de Firuzabad y Fars, erigidos alrededor del 240 y 430 respectivamente. La técnica se extendió a otras zonas de Asia Central, destacando los mausoleos de Bojara (943) y Tim (978), pero no evolucionó de manera sustancial.
A Bizancio llegó la idea de la pechina, que fue muy utilizada y perfeccionada. El máximo logro de esta técnica fue Santa Sofía de Constantinopla (537), una auténtica maravilla arquitectónica de la época, que fue la cúpula más grande del mundo durante casi mil años. La iluminación que proporciona es especialmente buena, gracias a que fue posible descargar de peso las paredes del edificio e insertar ventanas grandes. Fueron también ingenieros bizantinos los que diseñaron la Mezquita de la Roca (691) en Jerusalén y la Gran Mezquita de Damasco (715). Pronto el estilo islámico hizo suya la llamada cúpula de cebolla, que pasó después a Rusia en el siglo XIII.
Mientras, en Europa Occidental, la cúpula desapareció de la arquitectura después de la caída del Imperio Romano. Hubo varios buenos intentos, como el de crear medias cúpulas (ábsides), bóvedas de crucería o cúpulas cónicas como la del baptisterio de Pisa, completado en 1363 (aunque la actual es más reciente), pero la técnica de la cúpula semiesférica había desaparecido.
La reinvención de la cúpula
Entonces, Brunelleschi llegó y la reinventó a lo grande. Construyó la gran cúpula de Santa María del Fiore en Florencia (terminada en 1418), ganando un concurso para el que presentó su proyecto incompleto para evitar ser copiado. Inspirándose en la cúpula circular del Panteón de Roma, diseñó la suya con doble muro y forma octogonal. La cúpula reposaba sobre un tambor, en lugar de en el mismo techo, evitándose los andamios desde el suelo. De esta manera construyó la cúpula más alta de su tiempo, y un auténtico modelo arquitectónico, que fue copiado en San Pedro de Roma por Giacomo della Porta (no Miguel Ángel), en 1593. Las posteriores cúpulas de San Pablo de Londres (1708) y del Capitolio de Washington (1850) utilizan la misma técnica.
Otra vez paralelamente, en Persia, se construyó la cúpula del Mausoleo de Oljeitu (Soltaniyeh, 1312). Esta fue, de hecho, la primera cúpula de doble muro, y adicionalmente reforzada con arcos entre los dos muros, lo cual supuso una revolución arquitectónica en el mundo musulmán comparable a la de Brunelleschi. Supuso el comienzo de una verdadera escuela que construyó cúpulas tan grandes como la del Mausoleo de Khoja Ahmed Yasavi (Kazajstán, 1405) y el Taj Mahal (India, 1653).
Uno de los elementos más característicos del Barroco fue el uso de la cúpula ovalada, inventada por Giacomo da Vignola (capilla de San Andrés, Roma, 1553), y desarrollada sobre todo en las iglesias de Bernini y Borromini. Este tipo de cúpula dio un especial dinamismo a las iglesias barrocas. La más grande fue construida por Francesco Gallo en la Basílica de Vicoforte (Italia, 1733).
En tiempos modernos, uno de los mayores avances ha sido la invención de la cúpula geodésica por R. Buckminster Fuller en los años 50. Esta técnica, basada en la unión de elementos triangulares que reparte la distribución de la fuerza en la misma estructura, permite la construcción de cúpulas estables de dimensiones enormes. Actualmente, la cúpula semiesférica más grande del mundo es el Globe Arena de Estocolmo, terminado en 1989.