domingo, febrero 25, 2007

Sacrificios humanos a Huitzilopotchli

En el verano de 1521, el pequeño ejército del conquistador Hernán Cortés había sido expulsado de Tenochtitlán por los aztecas, 62 de sus soldados hechos prisioneros en la lucha. Desde las afueras del lago de la capital mexica, Cortés contempló, impotente, cómo los sacerdotes aztecas dispusieron a estos prisioneros sobre los altares del templo-pirámide, abrieron sus pechos y ofrecieron sus corazones palpitantes al dios Huitzilopochtli.

La crónica del rodelero Bernal Díaz narra estos sucesos. El sacrificio ritual fue percibido por Cortés como una amenaza e intimidación por parte de los aztecas. Seguramente esto introdujo en Cortés un sentimiento de repulsa y venganza que influyó en el posterior exterminio de la cultura azteca. Sin embargo, el sacrificio ritual tenía un significado muy distinto.

En la cultura azteca eran comunes los sacrificios humanos, durante celebraciones o catástrofes naturales. Verter sangre humana era una manera de humillarse para expresar la gratitud y pagar la deuda a los dioses por el sacrificio que hicieron ellos mismos en la creación del mundo. El auto-sacrificio era la forma más extendida, siendo común el perforarse de vez en cuando con obsidiana algunas partes del cuerpo (especialmente la oreja, la lengua y el pene).

Cuando el sacrificio consistía en ofrecer la vida de otra persona, ésta era raramente un esclavo (ya que el sacrificio era menos valioso). Normalmente debía ser una persona libre ofrecida voluntariamente o un prisionero de guerra. Este último tipo de sacrificio, en el que un guerrero jaguar ofrecía a su prisionero a Huitzilopochtli, dios del sol y de la guerra, era el más común entre los aztecas. El rito solía consistir en una danza ritual entre la víctima y el guerrero, para después el sacerdote sacar el corazón del pecho de la víctima sobre el altar de sacrificio. Acto seguido, el cuerpo de la víctima era ofrecido a la familia del guerrero. Ellos luego comían su carne y llevaban puesta su piel durante varios días. Que explicación tiene este rito tan extravagante?

Un significado complejo

En las culturas mesoamericanas, el concepto del individuo es relativo. La naturaleza del "yo" no existe como tal, sino tal y como lo ven otros individuos. De esta manera, un jaguar ve a otros jaguares de la misma manera que un hombre ve a otros hombres. El rito del sacrificio es, en este contexto, una ceremonia de asimilación, de intento de volverse el otro. Comiendo su carne, y llevando su piel, el guerrero y su familia se encarnan en su enemigo, que es quien define quiénes son ellos mismos. De esta forma, el sacrificador se convierte, momentáneamente, en un individuo singular, no relativo sino absoluto.

Para que el rito sea de más calidad, la víctima debe ser lo más parecido posible al sacrificador, es decir, de una procedencia cercana, para que la asimilación sea completa. Es por esto, que los sacrificados que provenían de la ciudad cercana de Tlaxcala eran más apreciados que los que venían de más lejos. Los españoles eran, por tanto, víctimas de segundo orden.

Un aspecto interesante en el sacrificio ritual, es que el sacrificador asume también el papel de víctima (resultado de la asimilación del otro). Cuando la familia comía la carne de la víctima se ponía de luto y era frecuente llorar durante la ceremonia, igual que si fuera su familiar el que había muerto.

Así que, pese a ser difícil de comprender por los conquistadores occidentales, la verdadera razón del sacrificio era mucho más compleja de lo que pensaban.

5 comentarios:

Mario Molina dijo...

Hola Lite: Muy buen artículo. Es importante destacar que para el voluntario a morir en el sacrificio, no había honor más grande: su muerte significaba la continuación de los suyos, por la renovación del Universo (que se creía cíclico), hasta la llegada del Quinto Sol que daría lugar a una nueva era y a una nueva relación con los dioses.

En cuanto a los prisioneros (víctimas no voluntarias) estos se conseguían entre los diferentes pueblos del imperio, mediante las "guerras floridas". Junto a ellas, el lavado de cerebro de los príncipes locales (se los reeducaba en Tenochtitlán para que fueran fieles al emperador), agravó el odio de los pueblos sometidos al imperio, entre ellos Tlaxcala.

Saludos.

Antonio Correas dijo...

Gracias Mario por los detalles :)

Es muy interesante el tema de las "guerras floridas". Segun se piensa, estas no eran realmente guerras declaradas, sino una especie de institucion: Dos principes vecinos simplemente se ponian de acuerdo para que sus ejercitos combatieran entre ellos, y asi poder obtener prisioneros para el sacrificio.

Mortadelo dijo...

Mola pero me da yuyu imaginar q en aquella epoca, alguien me hubiera podido sacar el corazon, yo vivo... brrrr

TruequeArte dijo...

Hola Antonio. Tu artículo es un compendio de varias "verdades" históricas que más bien parecen ser mitos. El sacrificio humano ha resultado ser interpretado más como una justificación para llevar a cabo la conquista que una realidad.

Un punto de vista distinto y algunas ligas de interés las puedes encontrar en el sexto comentario de la entrada:

http://zonahostil.blogspot.com/2007/12/detalles-detalles.html

Por cierto Mario Molina, el Quinto Sol es el que vivimos actulamente. A la muerte de este (en el 2012) vendrá, en todo caso, el Sexto.

Un cordial saludo

David dijo...

Como estoy preparando un informe para la facultad acerca de la civilizacion aztecas, estoy buscando en internet mucha informacion al respecto y sobre todo hechos ocurridos que no sean tan conocidos