En Africa subsahariana, la mujer ha tenido siempre un papel importante. Pese a ser, en general, una sociedad tradicionalmente patriarcal, una parte institucionalizada del poder, que limitaba al rey, la tenía una pariente suya (madre, hermana, tía o prima). También la reina consorte tenía frecuentemente un poder de decisión igual al del rey en la mayoría de las cuestiones, como ocurría en el imperio de Mali. Asimismo, no era raro el caso en que una mujer se convertía en reina, aun existiendo sucesores masculinos al trono. Era característico que las mujeres participaran en la guerra. En el Asante y Dahomey existía un cuerpo de mujeres con el que el rey formaba expediciones militares.
Anna Zingha (1582-1663), reina de Matamba-Ndongo, dominó durante treinta años la historia de la actual Angola hasta su muerte a los 82 años, y opuso una feroz resistencia a los portugueses, que terminaron respetando las fronteras de su reino. Los portugueses habían encontrado en Angola un territorio inusualmente fértil y ocupado por una población comerciante y muy productiva en productos agrícolas, pieles y diamantes. Tras un siglo de lucha se hicieron con la costa del país, estableciendo en Luanda un importante centro exportador de diamantes y esclavos. Hermana del rey Mani Ngola, Zingha fue enviada a parlamentar con el virrey Joao Correia Da Souza, y fue tan hábil que consiguió pasar de una situación de derrota, a que los portugueses retiraran sus tropas de territorio Matamba. En 1624 sucedió a su hermano como reina, e hizo frente a las ofensivas portuguesas sin ceder ningún territorio, reorganizando el ejército, formando alianzas con reinos vecinos (e incluso con Holanda) y constituyendo una eficaz policía secreta.
Amina, reina de Zazzua (1533-1610), es conocida como una gran reina guerrera de Nigeria. La madre de Amina, Bakwa de Turunka, ya era reina de Zazzua, una ciudad-estado Hausa, título que ya ostentaba su abuelo. Amina fue educada en las habilidades del gobierno y la guerra, y luchó en batallas junto a su hermano Karama, que se convirtió en rey a la muerte de su madre. A la muerte de éste, en 1576, Amina le sucedió con 43 años. Usó sus conocimientos estratégicos para expandir el territorio de Zazzua hacia la boca del Níger, y hacia Kano y Katsina al norte. Estas conquistas llevaron a una etapa de prosperidad del reino, la apertura de rutas comerciales y la llegada de nuevos tributos. Se levantaron murallas de barro en todas las ciudades, conocidas aún hoy como las "murallas de Amina". La reina se negó a casarse y no tuvo hijos.
En el reino de Waalo, en Senegal, próximo a la colonia francesa de Saint-Louis, la reina Ndete Yalla consiguió mantener su territorio en paz durante diez años e impuso un impuesto a los colonos cada vez que utilizaran transporte fluvial en el río Senegal, y cuando éste se dejó de respetar, no dudó en decretar en 1855 la expulsión de todos los extranjeros, lo que significó la guerra. En la actual Costa de Marfil, una mujer, Pokou, tomó las riendas de su tribu, conocidos como Baoulé, para salvarlos del exterminio, cuando la confederación Asante de Gana, fundada por su tío-abuelo, se desmembró, en un exilio trágico que se convirtió luego en leyenda.
Algunas reinas no estaban libres de crueldad. En Madagascar, la reina Ranavalona tomó el poder a la muerte de su marido el rey Radama (asesinado bajo orden suya, según se cree). Hizo ejecutar a los misioneros cristianos en la isla, decretó la expulsión de todos los extranjeros en 1857, y formó un reinado de terror en el que ordenaba miles de ajusticiamientos al año. También se habla de que en el territorio de los Dschaks en el interior del Congo, surgió cierta vez una reina que, tras derrocar a su madre y matar a su hijo, formó un estado femenino en el que los hombres eran esclavizados, sacrificados o asesinados. Las mujeres embarazadas tenían que dejar el territorio hasta que dieran a luz, si traían una niña. La subsistencia de su reino, carente de actividad agrícola, fue posible durante años gracias al saqueo de pueblos vecinos, con los que luchaban sin parar.
También hubo mujeres profetas, como Kahina, sacerdotisa bereber de Mauritania, que se puso al frente de las tropas del país e inflingió la primera derrota importante a los árabes en el año 690. Kimpa Vita en el Congo, en el siglo XVII creó una religión mezclando conceptos católicos y africanos, y que se atrajo el apoyo de un gran sector de la aristocracia congoleña para expulsar a los extranjeros del país. A los 24 años es acusada de brujería y quemada viva junto a su hijo.
Además de en la política, la mujer africana ha tenido y tiene un importante papel en la economía. Las mujeres africanas han sido desde siempre excelentes en la organización de los recursos domésticos, a causa del total desinterés tradicional del marido. Esto ha permitido a las mujeres crear redes comerciales para focalizar estas habilidades organizativas y dotes de comunicación. Hoy en día, el 80% de los comerciantes autónomos en Africa Subsahariana son mujeres, y existen importantes redes comerciales de mujeres en lugares como Accra (Gana) y Nairobi (Kenia). Es de destacar, históricamente, la vida de Tinubu, en el siglo XIX, una mujer yoruba que comenzó vendiendo papilla de maíz y más tarde, con el apoyo de un grupo de comerciantes mayoristas, creó un negocio de tráfico de esclavos, que en tiempos de la abolición abandonó por el comercio de aceite de palma. Acabó convirtiéndose en la mayor intermediaria del comercio euroafricano de la zona, y gracias a su creciente influencia, se convirtió en la principal consejera del rey de Lagos. Tras ser desterrada del reino por los británicos, se enriqueció con el comercio de armas y se convirtió en una heroína de su ciudad natal Abeokuta en la resistencia contra los europeos y los vecinos reyes de Dahomey.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
De la reina Zingha cuentan las malas lenguas que tenía costumbre de matar a sus amantes después de pasar una noche con ellos... es decir, que eran de "usar y tirar...." ;-)
Buen post.
Un saludo.
Publicar un comentario